Es común que ante una tragedia natural todo el país se congregue frente al televisor. Y así, haciendo caso a la convocatoria de un
conductor medio pelo, todos mandemos frazadas, colchones, latas de arvejas, y ropa para los damnificados. Es decir, es el momento justo para hacer una limpieza general de la casa y
deshacernos de esas porquerías que tanto nos molestaron durante años... años, claro está, que no hubo tragedias. Esto parece ser la
SOLIDARIDAD.
Desde
URTICULTURA descubrimos al menos 4 categorías de solidaridad diferente: la “
originaria”, la “
artificial”, la “
era lo mejor para todos” y la “
porque nosotros tuvimos suerte de nacer donde nacimos”.
La familia
. El primer vínculo del ser humano con otros de su especie. En este ámbito se dan varias situaciones de solidaridad “
originaria”. Por ejemplo: una madre le dice a sus súbditos: -¿Chicos, por favor, me levantan la mesa?... los niños levantan la mesa, la madre se queda feliz mirando la novela y el padre está enojado porque se quedó con hambre. Una imagen típica e ideal. Pero hasta aquí no podemos hablar de solidaridad, porque como bien sabemos,
hasta que el hecho no lo conocen otros para que lo envidien a uno, no existe tal fenómeno social. Esto es la solidaridad, y la categorizamos como “
originaria”, la más compleja y prácticamente irreversible en los niños, que en muchísimos casos arrastran toda su vida.
Es una solidaridad forzada por el engaño voluntario de los padres.
La segunda categoría de solidaridad, la “
artificial”, tiene un desarrollo más simple pero es un recurso de impacto feroz.
Se da generalmente en los adolescentes sin corazón. Éstos seres despreciables viven ofreciendo su ayuda a todo el
mundo, pero obviamente con una finalidad repugnante: su propio beneficio a corto y/o mediano plazo. Ayudan absolutamente en todo a la chica o chico que le gusta. Le pasan la tarea, le hacen masajes, le llevan regalos... todo, nuevamente para obtener un beso u otro beneficio sexual. Como hemos detallado los adolescentes son repugnantes, pero son humanos.
Son codiciosos y actúan por impulsos de interés. Esto es la solidaridad
“artificial”.Las últimas dos categorías de solidaridad se dan ya en la etapa adulta del individuo, cuando ya supero las dos categorías previas y se dio cuenta que actuaba erradamente.
En este caso, es la primera vez que actúa por la categoría “
era lo mejor para todos”. En este caso, es muy común, que un matrimonio tenga un hijo por lo menos. También es común que ese hijo viva jugando con la computadora, entonces el padre le regala una guitarra para que el hijo modifique su foco de atención.
Si lo logra, se da cuenta del gravísimo error que cometió. Ahora su hijo es un productor de sonidos espeluznantes. El padre de la familia, que lleva bien puestos los pantalones, decide tomar el instrumento y esconderlo o directamente destruirlo. Este es el primer ejemplo de solidaridad de esta categoría y le explica a su hijo, artísticamente destruido, que lo que hizo “
era lo mejor para todos”.
Es una etapa muy triste para el niño, pero eso no importa, se recuperará, todos los niños lo hacen.
Estas tres categorías que acabo de detallar no son nada en comparación a la última categoría, la “
porque nosotros tenemos suerte de nacer donde nacimos”.
Es la única que es de índole general, comunitaria, nacional. Está relacionada a las tragedias naturales o humanas, de las que uno está alejado, y a pesar de que le chupa un huevo que se haya inundado Santa Fe o Formosa, poco le interesa la situación de Tartagal, y mucho menos la pobreza del resto del país,
cuando ve en la tele que hay alguien que pone la voz en el cielo y pide ayuda en nombre de la identidad nacional, usted infla el pecho, orgulloso de ser argentino y del gol de Maradona, se para frente a su familia y ordena:-
Todo lo que nos sobra lo mandamos a esos pobres tipos... “porque nosotros tenemos suerte de nacer donde nacimos”.
Que tipo solidario, que tipo con
conciencia federal, que tipo ejemplar... que buen
argentino.