21 julio 2007

Boogie el Aceitoso

"Todo lo humano me es ajeno" (Boogie el Aceitoso)

Un duro sin pelos en la lengua

Declaraciones de Boogie el Aceitoso a propósito del asesinato de Jhon Lennon:
"-Todavía faltan tres..."

Boogie el Aceitoso, un sicario, duro, inhumano, o tremendamente humano. Quién sabe. Ese mercenario inspirado que tenía como héroe liminar a Jhon Wayne.

Ése que le decía a su hijo, después de darle un arma belga de alta precisión con la única advertencia de “-no te lo pongas en la boca”:
"-Debería matarlo ahora que es pequeño. Dentro de tres años me matará él"
Ese que despliega una inocultable nostalgia infantil:
“-No creo que los niños de hoy sean felices como en mi época, que quemábamos gatos con napalm. Eramos simples”.
Boogie un tipo incorrecto, sin falsos alardes de humanismo, un perfecto cretino, sin los arrepentimientos cíclicos de Homero Simpson o el despertar litúrgico de Spiderman. Un antihéroe que se precia de ser un fustigador del género humano y pese a pertenecer al mismo (porque Boogie es humano al fin, en tanto que historieta) declara no ser parte de esos rituales mentirosos con los que los asesinos de siempre ocultan sus víctimas.

Boogie mata por piedad, por diversión, por desafío, por aburrimiento. Pero mata, y lo confiesa. No dice que va a restaurar la Democracia o que mata para imponer el orden, Boogie mata por el gusto de matar.
“-Si hay algo que odio más que a los sucios hippies, es a Greenpeace”, dice Boogie dejando con la boca abierta a un millar de tímidos contaminadores.
O:
“-el negro no es un color, es la ausencia de color... y de cerebro”, frente a un mitín de simpaticos discriminadores
Boogie es la conciencia espejo gran parte de la sociedad, lo que no aciertan a decir, lo que no conviene decir dado que es necesario ocultar en el discurso lo que se desea bien adentro, donde duele, en la billetera.
Boogie que dice esas cosas impúnemente, y que no es sólo un divertimento políticamente incorrecto de Fontanarrosa.
Es mucho más, aunque el Negro diría que no. Porque, ya lo sabemos, el Negro es el Negro.

Marcelo Daniel Fernández
de la redacción de Urticultura

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