02 noviembre 2006

La educasión

En este momento de profunda y acertada reflexión, me dispondré a analizar la actualidad de una institución social que hoy en día se encuentra inmersa en la crisis total. Estoy hablando de la educación.

Es esa educación primordial, la que nos distingue de las plantas, de los animales y, por supuesto, de la chusma. Hablamos de lo que cotidianamente denominamos como “buena educación”. Dejar el asiento a una anciana o un minusválido en algún transporte público, ayudar a dichas simpáticas viejecitas a cruzar la calle, taparse la boca al bostezar, o guardarse para sí mismo las flatulencias, son claras evidencias de la buena educación de la que hablo. Asimismo llamamos apropiadamente, “mala educación” a aquellas conductas que no se correspondan con las antes citadas o presenten un tinte similar.

Estas actitudes que se aprenden en el seno... sepan disculpar, en el interior de la familia, corresponden a la categoría de las buenas costumbres, y nos van moldeando no para la vida ordinaria y vulgar sino para la vida formal. No confudir lo que digo con la denominada “educación formal”: dícese de aquello que el Estado (en un rol sobreprotector) brinda al populacho, diciéndole que se enseña aquello necesario para la vida en nuestro mundo, y le hace creer que aún tienen posibilidades de ascenso social y que existe una salida para el pozo en el que viven.

El hablar de la educación formal, me lleva a lo que he designado como “educación uniformal”, o “uniformada”. Es aquella que va formando a las Fuerzas Armadas, nuestros queridos defensores de los intereses de la patria. Dichos intereses que son los nuestros, los de la parte más culta y sana de la sociedad, y que por tanto son funcionales a los intereses de aquellos que marcan tendencia en este mundo que está, gracias a Dios, globalizado.

No es mi intención que en esta disertación, usted intercambie términos, y termine confundiendo lo que denominé “educación uniformal” con “educación uniforme”, que habla de una educación igualitaria, que no marque las diferencias de clase, alcurnia, estatus, o poder económico. Puajjjj, suena a utópico y..... ZURDOSO. Simplemente, hablar de eso me parece de mal gusto, y de mala educación, lo que me devuelve a mi punto de partida.

Retomando, es esta educación la columna vertebral de la civilización occidental y cristiana de la cual estamos orgullosos de ser parte. Pero se encuentra en franco peligro, producto de una juventud malcriada que no solo ha perdido respeto por todos los valores que esta civilización profesa, sino que comienza a cuestionar acerca de situaciones básicas que hacen a la convivencia misma, como es el ejemplo de por qué reprimir a manifestantes que se dedican a provocar desmanes y ejercer la violencia contra propiedades públicas y privadas.

La educación, la sociedad, y nuestro estilo de vida mismo peligra y es nuestro deber como intelectuales responsables anunciarlo.

3 comentarios:

Alan Loreti dijo...

la culumna vertebral de la educacion occidental tiene problemas del siatico, teniendo en cuenta que la columna es un eje... el eje del mal es la contraparte de la columna del bien.

lula dijo...

como será la cátedra urticultura de...? bueno, la cátedra urticultura de algo
saldrían niñitos profundamente trastornados de esas aulas

Urticultura dijo...

Estimada Lula: ya lo dijo Groucho Marx: "Nunca dejes que la escuela perturbe tu educación". ¡Viva la cátedra Urticultural!