14 mayo 2007

Iglesia y Política


EL PEZ POR LA BOCA MUERE
Benedicto dixit

El Papa Benedicto XVI es prolífico en cuanto a discursos reaccionarios. A lo que podrìamos agregar, inconsistentes y llenos de contradicciones internas.
Podría analizar las frases que volcó hace algunos días, pero prefiero entregarlas a la platea para que cada uno saque sus conclusiones.

La Iglesia:
“la iglesia no es una ideología, ni un movimiento social, como tampoco un sistema económico”.
El marxismo:
“donde ha gobernado, no sólo ha dejado una triste herencia de destrucciones económicas y ecológicas, sino también una dolorosa destrucción del espíritu”
La Justicia:
las estructuras justas “no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales” y si “Dios está ausente (...) estos valores no se muestran con toda su fuerza ni se produce consenso sobre ellos”.
Apoliticidad de la Iglesia:
“si la Iglesia comenzara a transformarse directamente en sujeto político, no haría más por los pobres y la justicia, sino que haría menos, porque perdería su independencia y su autoridad moral”.
Misión de la Iglesia (¿en que quedamos?):
Le corresponde a la Iglesia –según el Pontífice– ser “formadora de conciencias” actuando como “abogada de la justicia y de la verdad y educando en las virtudes individuales y políticas”.
Participo pero no participo:
“la Iglesia es abogada de la justicia y de los pobres precisamente al no identificarse con los políticos ni con los intereses de partido. Sólo siendo independiente puede enseñar los grandes criterios y los valores irrevocables, orientar las conciencias y ofrecer una opción de vida que va más allá del ámbito político”.
El demonio secular:
“el secularismo, el relativismo ético, por los diversos flujos migratorios internos y externos, por la pobreza, por la inestabilidad social y por legislaciones civiles contrarias al matrimonio que, al favorecer los anticonceptivos y el aborto, amenazan el futuro de los pueblos”.


Link:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-84940-2007-05-14.html

Marcelo Fernández
de la redacción de Urticultura

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